«…El presente es lo único que tengo el presente es lo único que hay..»
me canta Julieta Venegas desde la cocina.
Y yo, sin aterrizar del todo aún, con cuerpo acá y alma allá.
Reconectando con mi presente en Reus, trayendo de a pedacitos mi alma repartida en mi Argentina querida, dejando mis rastros esparcidos como luciérnagas.
Ni la primavera recién llegada a estos mundos, me toca todavía como lo esperaba…
Este presente me trajo encuentros, los que trae el regreso de un viaje tan esperado.
Y compartiendo los relatos requeridos por acá ; de mi paso y reencuentros con mi mundo allá, me trajo conversaciones internas, acerca de como nos encontramos y des-encontramos los seres humanos a la hora de hablarnos.
Tanto en este mundo como en aquel, he vivido la experiencia de disfrutar y sufrir, el hablar y el no hablar.
El creer que estoy siendo escuchado, el creer que estoy escuchando.
El hablar y no decir NADA.
Todo lo dicho y lo no dicho que aún vibra en mi membrana, por divino, por escaso, por exceso.
Por todo ello, es que copio este poema, de Rosamel del Valle, editado por Cristian Warnken, una joya para mí.
Conversaciones
“Es difícil abrir el corazón como se abren las ventanas.
Hay siempre un viento extraño entre nosotros…
Es el lenguaje con que cada uno se cubre para hablar, en vez de descubrirse.
Ni esta llama extranjera podrá parecerse a lo que yo he abandonado.
Sería como levantar de pronto estatuas en el desierto,
como si las manos viajeras se cruzaran de lado a lado en la noche.
Digamos un relámpago, verdad?
Un relámpago entre ellas, un lenguaje.
Para expresarlo difícil:
lo que el mundo quiere decir y no lo dice.
Extraño y tal vez horrible,
Como lo que hablamos sin que nos entiendan,
por ejemplo “en el país devorado de cada uno “.
Yo veo mi faz en la faz de la multitud,
sé como se encadenan las lenguas,
debió ser tan hondo el encuentro de los dos primeros hombres,
la mirada con que se dieron los ojos en bienvenida,
las redes, con que cada uno echó al mar,
los sonidos de cada lámpara en el diálogo.
El temor de no decir lo necesario de sombra a sombra,
en ese temblor en que nada interviene.
Hay que ser extranjero alguna vez en alguna parte para saberlo.
¿Cómo recoger la mano tendida en el aire?
Todo es siempre un reencuentro.
Un ruido nuevo pasa de pronto entre nuestros universos detenidos.
Todo enigma es simple en la real seda al viento,
sólo que nunca entramos, sino a medias.
Giramos en rededor,
Cubrimos con velos lo que lucha por salir para ser encontrado.
Tal vez como en el tiempo de las varillas mágicas o del reloj,
inservible porque no dice lo que de su oráculo esperamos.
Hay tantas semejanzas sombrías en estos tiempos.
Hay hogueras que nos separan,
los desiertos del lenguaje común,
la sed en los ojos secos.
No vemos crecer los imanes.
Todo es tan oscuro,
hay ideas que recuerdan a las luciérnagas,
rostros que parecen ríos perdidos,
bocas hartas de meteoros.
Sin embargo en toda lengua humea la palabra necesaria.
La dificultad está en lavar los pensamientos,
En asir el ruido secreto que nos busca.
Naturalmente todo es partir.
Así quedan las conversaciones a medio empezar.
Así queda uno a medio morir, a medio vivir.
Poema reeditado del poeta chileno Rosamel del Valle
Read Full Post »